Cuando me vienen ganas de dibujar, no hay como agarrar lápiz y papel... Volcar todas esas ganas que tenía. Este fue el principio del paquidermo. Pero me sigo quedando con ganas, no me conformo con ver sólo un dibujo... ¡Hay que ponerle color!
Y cuando se transforma, irradia alegría. Mezclando colores en cada pincelada. Eso si que me hace Feliz :)
Hace tiempo mi padre hizo este camioncito de madera; siempre tuve ganas de pintarlo. Y un día le llegó su turno. Lo llevé al taller y puse manos a la obra. De rojo, turquesa, verde agua y blanco se fue pintando.
Algunos amigurumis se suben a él para dar un paseo, y de tantos que quieren subirse a veces les queda chiquito. Ahora el camioncito aguarda a un niño para poder jugar con él. A decir verdad, no hay nada más lindo que esos juguetes que se hacen con el alma y corazón; esos que tienen una historia detrás además de sentimientos. Siempre me gustaron mucho más los juguetes que hacía mi padre. No existe comparación.